Menthor Harvard Decision Making

A lo largo de nuestra vida, son muchas las decisiones a las que nos enfrentamos, específicamente de forma diaria se reúnen una media de 35.000 decisiones de las cuales nuestro cuerpo humano únicamente es consciente de una pequeña cuota de ellas. En concreto, el cerebro toma el 99,7% de las decisiones de modo automático.


Imagen 1: Muchas alternativas, ¿Cuál será la mejor decisión?

No obstante, son muchas las alternativas de elección presentadas en los diferentes ámbitos de vida, y las que debemos enfocar con la adecuada estructura e implementación para poder así lograr el éxito y la satisfacción en su desarrollo.

El curso de “Menthor Harvard Decisión Making” ha sido y será una aportación muy enriquecedora sobre el posicionamiento correcto a mantener a la hora de decidir sobre un plan o una estrategia importante decisiva, tanto en la esfera personal como en la académica o profesional con temas más considerables y de posibles repercusiones futuras.

En primer lugar, he podido identificar la preparación a la hora de tomar una iniciativa, donde he podido aprender las diferentes habilidades efectivas necesarias para su implementación: Get the right people involved, Get agile and Get rigorous. Estos tres factores globales podemos denominarlos la base requerida y primordial para poder dar comienzo a este proceso.  Al mismo tiempo, debemos de distinguir cuales pueden ser las posiciones posibles de acuerdo, identificando aquellas que incluyen un mayor equilibrio en la conformidad del grupo u otras que por el contrario pueden ser más afines con la mayoría, o lideradas por una persona directiva específica: Consenso, Consenso cualificado, Mayoría y Liderazgo directivo. Adicionalmente, son de gran relevancia algunos aspectos iniciales como la intuición personal/grupal o el pensamiento diagnóstico a desempeñar de forma previa a trasladarse del problema a la solución.

Posteriormente, surge la necesidad de anticiparse a los desafíos de la toma de decisión final. En esta fase debemos identificar de forma exhaustiva los posibles sesgos cognitivos (distorsiones o nociones preconcebidas) y frente a ellos establecer las estrategias adecuadas para su eliminación. Será fundamental que la elección se formalice mediante la armonía grupal (evitando el individualismo), pero seguidamente tratar de desalentar el pensamiento grupal preestablecido con el fin de evitar advertencias tempranas y centrarnos en la objetividad del problema.

Así mismo, continuaremos con la generación y evaluación de las alternativas existentes, donde deberemos tener en cuenta las posibles variables para la comparación de estas diversas alternativas con temáticas de gran relevancia decisiva como pueden ser los costes, beneficios, intangibles, tiempo, factibilidad, recursos, riesgos o ética.

Una vez hemos instaurado esta serie de recomendaciones previas, avanzaríamos hacia la toma de la decisión. En este periodo es de vital importancia la consideración de algunas actuaciones de aclaración, como el aplazamiento de una reunión antes de tomar la última decisión, la creación de una reunión posterior a la iniciativa tomada, la solicitud a los colaboradores de búsqueda de defectos de la elección presentada o la imposición de una fecha límite para ejecutar la decisión final.

A la hora de dirigirnos hacia el cierre definitivo, son muchas las dificultades que pueden surgir, y es de gran ayuda atender a ciertas técnicas aclarativas como “Punto contra-punto” o “Perro guardián intelectual”, las cuales nos ayudarán a resolver cualquier situación enrevesada y a poner en efecto la práctica de revisión-crítica-revisión de forma grupal.

Además, no debemos olvidar la existencia de conjunto de herramientas básicas de uso, como las convencionales de presupuestación de capital, las cuantitativas de escenarios múltiples, las de análisis de escenarios cualitativos o de decisiones basadas en casos. Y a continuación las etapas de pensamiento analítico correspondientes, desglosadas en (1) la enmarcación del problema, (2) la resolución del problema y (3) la presentación de los resultados y la toma de las medidas.

Por último, será indispensable generar una comunicación apropiada de la decisión, donde identificaremos los retos de saber a quién comunicarla, cómo comunicarla y qué comunicar para su correcta implementación. Y finalmente, se llevarán a cabo las acciones de conclusión como la asignación de tareas y recursos, la monitorización y el apoyo, el desarrollo de ajustes necesarios y el aprendizaje derivado de las consecuencias de nuestra determinación final.

En definitiva, esta sólida estructura de las decisiones introducida y ampliada en el curso de Harvard Manage Mentor supone una firme ventaja diferencial de ayuda acompañándote con ideas, planes, recursos y recomendaciones frente a tus posibles decisiones tanto personales como colectivas u organizacionales.

Bibliografía:

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